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Nos remontamos al año 2017 y a la fundación de Noobitar. En ese momento, más allá de poner en marcha este proyecto que hoy nos contiene, pensar en los temas societarios, las altas vinculadas con la cuestión impositiva y cómo organizarnos a nivel del equipo de trabajo ocupaba prácticamente todo nuestro día.

El resto del tiempo, pensábamos en cómo generar cuentas a partir del uso de nuestro CRM y campañas en nuestras redes sociales.

En ese brainstorming constante de aquellos días, a alguien se le ocurrió consultar: ¿Dónde vamos a trabajar? Y ahí todos pensamos que habíamos olvidado una parte fundamental del juego: un hogar para Noobitar.

No es que fuéramos irresponsables. El tipo de trabajo al que nos dedicamos hacía que se pudiera realizar por separado entre los integrantes del team.

Una de las ventajas de trabajar con software es que podemos hacerlo de forma remota, con lo cual el problema de la oficina fue uno de los puntos que quedó rezagado.

Además, el proyecto recién iniciaba y debíamos darle forma y peso específico para pensar en un espacio que nos contenga.

Al principio, lo vimos innecesario, pero después advertimos que la necesidad pasaba por crear la mística de la empresa. Y eso solamente podía hacerse si pasábamos tiempo juntos.

Ahora bien, ¿cómo pensás en un espacio que te permita trabajar un rato juntos, un rato separados, que sea un ambiente agradable y, además, en el que no tuviéramos que hacer una gran inversión inicial? Y ahí surgió la idea de coworking.

Entonces, ¿qué ventajas supone decidirse por este tipo de servicios?

  • Espacio profesional con costos controlados. Como explicaba, para comenzar un nuevo desarrollo es importante mantener los gastos a raya. Este sistema permite conseguir un ambiente profesional (más allá de lo descontracturado de la mayoría de las propuestas de este tipo, no deja de ser un edificio de oficinas) con un costo definido por todo un paquete de servicios. Además, no se necesita invertir en mobiliario, ni ocuparse de detalles como la limpieza o el mantenimiento, con lo cual uno se decide a comenzar y, a más tardar, en 48 horas ya está trabajando.
  • Escalabilidad del espacio. En el caso de que dispongas de una startup o una pequeña empresa, te podés encontrar con una solución flexible ya que un coworking puede acompañarte en el proceso de crecimiento de tu negocio aportando la flexibilidad necesaria para que tu desarrollo pueda ir ganando espacio paulatinamente.
  • Otros espacios. Además de tu propia oficina, se agrega a la ecuación los espacios comunes para poder almorzar o armar un  meeting más descontracturado. Para una presentación más formal donde necesites, por ejemplo, proyectar algún material, se cuenta con salas de reuniones que podés reservar con el uso de tu membresía.
  • Imagen. El poder recibir a tus clientes en un espacio adecuado te permite, sin demasiada inversión, lograr un gran impacto, dándote la imágen que necesitás. 
  • Hacer contactos fácilmente. Mediante los eventos que los propios lugares organizan, o simplemente vinculándote en los espacios comunes, podés dar con prospectos de nuevos clientes o -quién te dice- con socios estratégicos para hacer crecer tu producto o servicio. La sinergia que se transmite en estos ambientes es ampliamente positiva para el desarrollo de nuevos negocios.  

En nuestro caso, optamos por Wework lo que nos resultó favorable no solamente por ser un muy buen lugar para trabajar, sino que al tener sucursales a nivel mundial nos permitió viajar y seguir en un espacio “nuestro”.

En resumen, si estás por empezar un nuevo proyecto de trabajo y en la lista aparece la palabra “dónde”, desde este blog te recomendamos un coworking como la mejor elección.

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